JOSÉ TABERNER GUASP – Sociología y Educación (El Sistema Educativo en Sociedades Modernas. Funciones, Cambios y Conflictos)

La obra “Sociología y Educación. El Sistema Educativo en Sociedades Modernas. Funciones, Cambios y Conflictos”, escrita por José Taberner Guasp, constituye uno de los estudios más sólidos y ambiciosos del panorama sociológico educativo en lengua española. Su propuesta es doble: por un lado, brindar una sistematización rigurosa de las principales teorías que explican el papel de la educación en las sociedades modernas; por otro, elaborar una crítica lúcida y profundamente política de los procesos de cambio, adaptación y conflicto que atraviesan al sistema educativo en el siglo XXI. Lo que logra es una cartografía precisa, fundamentada y comprometida de la educación como fenómeno social total.
Desde su planteo inicial, el autor subraya una premisa fundamental: la educación no es un subsistema autónomo ni un simple mecanismo de transmisión de conocimientos, sino un dispositivo social cargado de funciones ideológicas, económicas, políticas y culturales. En este sentido, “Sociología y Educación. El Sistema Educativo en Sociedades Modernas. Funciones, Cambios y Conflictos” se desmarca de cualquier lectura ingenua o tecnocrática de la escuela y propone en su lugar una mirada relacional, crítica y estructural, que permite situar al fenómeno educativo dentro del entramado más amplio de reproducción social.
Uno de los grandes méritos del libro reside en su capacidad para combinar una profunda erudición teórica con una preocupación constante por los problemas concretos que enfrentan hoy las instituciones educativas. Taberner Guasp recorre con solvencia autores clásicos como Durkheim, Weber y Marx, pero también dialoga con enfoques contemporáneos como los de Bourdieu, Bernstein, Apple, Ball y Young. Esta perspectiva multidimensional le permite construir una obra de gran densidad conceptual sin perder nunca de vista los desafíos empíricos del presente.
En su análisis de las funciones de la educación, el autor reconstruye los distintos sentidos atribuidos históricamente a la escolarización: la función integradora (educar para la cohesión social), la función selectiva (clasificar y distribuir posiciones en la estructura social), la función legitimadora (justificar ideológicamente el orden social), y la función crítica (formar sujetos autónomos capaces de transformar su realidad). Estas funciones, lejos de operar de manera armónica o complementaria, entran muchas veces en tensión o contradicción. Así, la educación aparece como un campo de disputa permanente entre distintos proyectos sociales.
Particularmente sugerente es la lectura que ofrece el autor del discurso meritocrático que domina los sistemas educativos contemporáneos. A partir de las contribuciones de Bourdieu y Passeron, pero también de Michael Young y su crítica al “mito de la meritocracia”, Taberner Guasp expone cómo la aparente neutralidad de los criterios escolares oculta procesos estructurales de desigualdad. El rendimiento académico, supuestamente producto del esfuerzo individual, está profundamente condicionado por el capital cultural heredado, por los estilos de crianza, por los códigos lingüísticos y por el capital económico familiar. En consecuencia, el sistema educativo no solo no corrige las desigualdades previas, sino que tiende a consolidarlas, otorgándoles una legitimidad social basada en la idea de mérito.
En esta línea, la escuela se convierte en un espacio en el que se escenifica una forma de “violencia simbólica”, donde los estudiantes de clases populares son evaluados según criterios ajenos a su experiencia, y muchas veces excluidos sin comprender las razones profundas de su fracaso. Tal como sostiene Taberner Guasp, la supuesta objetividad de las calificaciones, de las pruebas estandarizadas y de los exámenes competitivos no hace más que disfrazar un proceso de selección social que naturaliza la desigualdad.
Otro de los aspectos centrales que aborda el autor es la transformación de la educación en las sociedades posindustriales. El pasaje de una economía fordista a una economía basada en el conocimiento ha reconfigurado profundamente los sentidos asignados a la escuela. En “Sociología y Educación. El Sistema Educativo en Sociedades Modernas. Funciones, Cambios y Conflictos”, se analiza cómo las reformas educativas de las últimas décadas, impulsadas por organismos internacionales y gobiernos neoliberales, han promovido una lógica empresarial dentro del sistema educativo: eficiencia, rendimiento, competencia, emprendedurismo, empleabilidad. Esta tendencia ha contribuido a despolitizar el hecho educativo, a reducir la complejidad del saber a competencias estandarizadas y a reemplazar el ideal de una ciudadanía crítica por el de un trabajador flexible.
Este proceso de instrumentalización de la educación no solo afecta los contenidos escolares, sino también las relaciones pedagógicas. Taberner Guasp advierte cómo la presión por resultados, las evaluaciones externas, el control burocrático y la estandarización de prácticas imponen una lógica de productividad que fragmenta la labor docente, limita su autonomía profesional y debilita el sentido ético-político del trabajo educativo. La figura del profesor deja de ser la de un intelectual comprometido con la formación integral de sus estudiantes, para devenir en un mero ejecutor de programas, sujeto a rankings y auditorías.
El libro también dedica capítulos significativos al análisis de fenómenos emergentes como la exclusión escolar encubierta, el abandono escolar temprano, la medicalización de la infancia, la fragmentación territorial del sistema educativo y el impacto de las tecnologías digitales en el aula. En todos estos casos, la mirada del autor se distingue por su capacidad para articular lo micro con lo macro: no se trata solo de describir síntomas, sino de indagar en las causas estructurales que los producen y reproducen.
Por ejemplo, la medicalización de los estudiantes —con el auge de diagnósticos como el TDAH y el uso masivo de psicofármacos— es leída como una estrategia de adaptación individual frente a un sistema que no admite la diversidad, ni cuestiona sus propios parámetros de normalidad. De manera similar, la proliferación de escuelas de “excelencia” y el aumento de la segregación escolar por nivel socioeconómico y origen étnico son analizados como parte de un modelo social crecientemente desigual, que convierte el derecho a la educación en una mercancía sujeta a la lógica del mercado.
Asimismo, el autor se detiene en las tensiones culturales que atraviesan a la escuela contemporánea: el multiculturalismo, el pluralismo moral, las disputas identitarias y los debates en torno al currículo. Frente a quienes proponen una enseñanza despolitizada y “neutral”, Taberner Guasp defiende la necesidad de una pedagogía crítica que permita a los estudiantes comprender y transformar su mundo. “Sociología y Educación. El Sistema Educativo en Sociedades Modernas. Funciones, Cambios y Conflictos” sostiene que la educación debe formar sujetos capaces de pensar históricamente, de leer críticamente los discursos dominantes, de participar activamente en la vida democrática y de imaginar futuros alternativos.
A pesar de su mirada crítica, la obra no cae en el pesimismo ni en el determinismo estructural. El autor reconoce que la educación es también un espacio de posibilidad, de emancipación, de ruptura. La escuela, aun siendo una institución atravesada por contradicciones, puede constituirse en un lugar para la igualdad, el diálogo intercultural, la justicia cognitiva y la dignidad pedagógica. Pero para que eso ocurra, se requiere una voluntad política clara, una formación docente sólida y una apuesta colectiva por un modelo de sociedad más justo.
En suma, “Sociología y Educación. El Sistema Educativo en Sociedades Modernas. Funciones, Cambios y Conflictos” es una obra imprescindible para comprender las complejidades del sistema educativo en el mundo contemporáneo. Su abordaje integral, su compromiso intelectual y su profundidad analítica la convierten en una referencia obligada para investigadores, docentes, estudiantes y responsables de políticas públicas. José Taberner Guasp logra, con notable claridad, articular teoría y práctica, denuncia y propuesta, pasado y presente, sin renunciar nunca a la exigencia ética que debe acompañar a toda reflexión sobre la educación.
En tiempos donde la escuela es cada vez más instrumentalizada, tecnificada y despolitizada, este libro invita a recuperar el sentido profundo del acto educativo: no como entrenamiento para la supervivencia individual, sino como un ejercicio colectivo de construcción de sentido, de igualdad sustantiva y de ciudadanía crítica. La educación, nos recuerda Taberner Guasp, no puede reducirse a una estrategia de adaptación funcional al mercado; debe ser también —y sobre todo— una experiencia humanizadora, capaz de poner en cuestión el orden existente y abrir horizontes de emancipación.

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Por ganz 1912

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