DAVID ROSE & J. R. MARTIN – Leer para Aprender (Lectura y Escritura en las Áreas del Currículo)

“Leer para Aprender (Lectura y escritura en las áreas del currículo)”, escrito por David Rose y J. R. Martin, es una obra clave para quienes buscan mejorar la enseñanza de la lectura y la escritura en contextos escolares. Este libro combina aportes de la lingüística sistémico-funcional con una propuesta pedagógica concreta que pretende transformar el acceso al conocimiento disciplinar. Su eje central es la idea de que el aprendizaje del lenguaje no puede separarse del aprendizaje de contenidos escolares y que, por tanto, es responsabilidad de todos los docentes —no solo de quienes enseñan lengua— enseñar a leer y escribir en sus respectivas disciplinas. El objetivo último es doble: por un lado, elevar el nivel académico de todos los estudiantes; por otro, reducir las brechas sociales que impiden el acceso equitativo al conocimiento.
El enfoque pedagógico que los autores proponen se llama precisamente “Leer para Aprender”, una metodología que parte del reconocimiento de que el lenguaje es la principal herramienta para construir y transmitir saberes. Lejos de asumir que todos los estudiantes llegan a la escuela con las mismas capacidades lingüísticas, Rose y Martin reconocen las profundas desigualdades de origen que afectan la comprensión lectora y la producción escrita. A partir de esta constatación, su propuesta se vuelve un instrumento de inclusión, al ofrecer una forma de enseñanza del lenguaje explícita, estructurada y progresiva que brinda a todos los alumnos la posibilidad de participar activamente en las prácticas escolares. Así, el libro se sitúa claramente dentro de un enfoque de justicia educativa, donde el acceso al lenguaje de las disciplinas se convierte en un derecho que debe ser garantizado por la escuela.
La obra se apoya en los desarrollos teóricos de Michael Halliday y otros autores de la lingüística sistémico-funcional. Esta perspectiva entiende el lenguaje como un sistema de recursos que varía según el contexto, el propósito comunicativo y la disciplina de que se trate. En consecuencia, cada asignatura posee sus propios géneros discursivos, su propio léxico y sus propias estructuras sintácticas. El problema, según Rose y Martin, es que la mayoría de los docentes no enseñan explícitamente estas convenciones. Se espera que los alumnos las aprendan por exposición o intuición, lo cual deja en desventaja a quienes no han tenido una socialización previa en esos códigos. “Leer para Aprender” propone revertir esta situación, ofreciendo un modelo de intervención docente que hace visibles las estructuras del texto, los significados que se construyen y los pasos necesarios para replicar esa construcción.
El modelo didáctico que proponen consta de tres grandes etapas: la preparación para la lectura, la lectura compartida y la escritura guiada. En la primera, el docente introduce el texto que se va a leer, contextualiza su contenido y anticipa su estructura. En la segunda, se lee el texto en voz alta, de manera pausada y segmentada, con intervenciones que explican el significado de las palabras, frases y estructuras más complejas. En la tercera etapa, los estudiantes producen un texto similar al leído, con la guía del docente, quien modela la escritura, sugiere formulaciones y asegura que se respeten las convenciones del género. A lo largo de este proceso, los alumnos reciben apoyo constante que disminuye gradualmente a medida que adquieren autonomía. Se trata de un acompañamiento sistemático que busca garantizar el éxito en la comprensión y producción de textos, en lugar de exponer al alumno a tareas para las que no está preparado.
Una de las grandes aportaciones del libro es su insistencia en que el enfoque puede y debe aplicarse en todas las materias. Matemáticas, ciencias, historia, geografía, arte: todas las disciplinas exigen la lectura y escritura de textos específicos. Ignorar esto equivale a suponer que los alumnos ya dominan el lenguaje académico, lo cual perpetúa las desigualdades. Rose y Martin sostienen que todos los docentes deben convertirse en enseñantes del lenguaje, aunque no sean especialistas en lingüística. Para ello, proporcionan herramientas concretas para analizar los textos escolares, identificar los géneros más frecuentes y enseñar a los estudiantes a manejarlos con eficacia. El libro incluye ejemplos de géneros como explicaciones científicas, relatos históricos, procedimientos experimentales y textos argumentativos, entre otros. En cada caso, se describe su estructura interna y los recursos lingüísticos típicos, con el fin de que los docentes puedan enseñar no solo el contenido, sino también cómo se organiza lingüísticamente ese contenido.
El enfoque también incluye una mirada crítica sobre las prácticas tradicionales de enseñanza. Rose y Martin cuestionan los métodos que se basan exclusivamente en la corrección del error, el trabajo independiente sin guía previa o el uso de actividades descontextualizadas. Según los autores, estas prácticas refuerzan el fracaso escolar al no ofrecer los apoyos necesarios para que todos los estudiantes puedan participar del aprendizaje. En contraste, “Leer para Aprender” propone una pedagogía de la anticipación, donde el docente modela el proceso de comprensión y producción antes de pedir que los estudiantes actúen por su cuenta. Esta estrategia no infantiliza ni simplifica los contenidos, sino que los vuelve accesibles mediante una enseñanza rigurosa, estructurada y sensible a las diferencias individuales.
Además de su dimensión teórica y pedagógica, el libro tiene un fuerte componente ético y político. Rose y Martin afirman que el acceso al conocimiento disciplinar no debe depender del origen social del estudiante. Frente a una escuela que muchas veces reproduce la exclusión, “Leer para Aprender” se presenta como una estrategia de transformación educativa. Su propuesta parte de la confianza en que todos los alumnos pueden aprender si se les brindan las condiciones adecuadas. Para ello, es necesario cambiar la manera en que se enseña el lenguaje en las aulas: no como una habilidad general o abstracta, sino como un conjunto de prácticas concretas que varían según la materia y el nivel. En este sentido, el enfoque no solo busca mejorar los resultados académicos, sino también fortalecer la autoestima intelectual de los estudiantes, al mostrarles que son capaces de comprender y producir textos complejos.
El impacto de este enfoque ha sido probado en diversas experiencias en Australia y en otros países, donde se ha implementado en escuelas con altos índices de vulnerabilidad social. Los resultados han mostrado mejoras significativas en la comprensión lectora, la producción escrita y el desempeño general de los alumnos. Esta evidencia empírica respalda la viabilidad del modelo y refuerza su pertinencia en contextos donde la educación enfrenta el desafío de combatir la desigualdad. El libro no es una simple receta metodológica, sino una invitación a repensar profundamente el rol del lenguaje en el aula, la relación entre enseñar y aprender, y el papel de la escuela en la construcción de una ciudadanía crítica y activa.
En conclusión, “Leer para Aprender” de David Rose y J. R. Martin es una obra de referencia obligatoria para educadores comprometidos con una enseñanza transformadora. Combina una sólida base teórica con estrategias pedagógicas claras, aplicables y eficaces. Ofrece una respuesta concreta al desafío de enseñar a todos los estudiantes, sin importar su contexto, a leer y escribir en las áreas del currículo. Más que una técnica, es una propuesta educativa integral que aspira a cambiar la cultura escolar desde sus fundamentos. En un mundo donde el acceso al conocimiento se vuelve cada vez más crucial, este libro brinda herramientas para que la escuela cumpla con su promesa de ser un espacio inclusivo, emancipador y profundamente humano.

(Contraseña: ganz1912)
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Por ganz 1912

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