
H. KOHACHIRO TAKAHASHI – Del Feudalismo al Capitalismo (Problemas de la Transición)
“Del Feudalismo al Capitalismo (Problemas de la Transición)” de H. Kohachiro Takahashi constituye uno de los aportes más rigurosos, serenos y radicales al debate sobre las transiciones históricas entre modos de producción. Es un libro que se mueve con soltura en el terreno minado de la teoría marxista sin por ello dogmatizar ni caer en las repeticiones escolásticas que caracterizan a cierta literatura que se reclama ortodoxa. Al contrario: Takahashi elige el camino más difícil, el de un marxismo que piensa, que duda, que polemiza con Marx cuando es necesario y que busca comprender las estructuras profundas de las formaciones sociales en movimiento. Es un libro erudito, sí, pero también profundamente político, porque restituye el carácter conflictivo, incierto y a menudo no lineal de los procesos históricos.
La obra parte de una constatación teórica fundamental: no hay una única vía de transición del feudalismo al capitalismo. Esta afirmación, en apariencia modesta, tiene consecuencias epistemológicas y políticas inmensas. Contra toda tentación de esquematismo, Takahashi rechaza los modelos mecanicistas que postulan una evolución teleológica del desarrollo histórico, donde el capitalismo aparece como destino inevitable. El análisis se inscribe en la rica tradición del debate sobre la transición, en el que se enfrentaron distintas escuelas y corrientes del pensamiento marxista, desde los trabajos de Maurice Dobb, Paul Sweezy, Robert Brenner y Perry Anderson, hasta versiones más recientes que abordan el problema desde la teoría de la dependencia o el análisis de sistemas-mundo.
Takahashi no se limita a tomar partido por uno u otro enfoque. Su estrategia es más ambiciosa: confronta los marcos interpretativos dominantes, pone a prueba sus hipótesis, y busca una síntesis más compleja que tenga en cuenta los factores económicos, políticos, ideológicos y culturales que incidieron en las transiciones. En este sentido, uno de los aportes clave de “Del Feudalismo al Capitalismo (Problemas de la Transición)” es su crítica a los modelos eurocéntricos, que tienden a universalizar la experiencia inglesa o francesa como paradigma de transición, ignorando la especificidad de otras regiones. El autor insiste en que la transición no puede pensarse como una secuencia única sino como una constelación de procesos desiguales, contradictorios y situados históricamente.
Un eje central del libro es el análisis del papel del Estado en la transición. Frente a las lecturas que subestiman el rol de las instituciones políticas, Takahashi subraya que no puede explicarse el surgimiento del capitalismo sin atender a las transformaciones en las formas de dominación, en la configuración de los aparatos de coerción y en la legitimación ideológica del nuevo orden. El capitalismo no nace únicamente de las “contradicciones internas” del feudalismo, como solía afirmarse en una versión rígida de la teoría de los modos de producción. Nace también de luchas políticas, de reformas jurídicas, de guerras, de alianzas entre sectores sociales y de procesos de desposesión. Aquí resuena la tesis de Marx sobre la acumulación originaria, pero Takahashi la desarrolla con una sutileza histórica que evita el reduccionismo económico.
Otro elemento relevante de “Del Feudalismo al Capitalismo (Problemas de la Transición)” es su insistencia en la importancia de las relaciones agrarias. El autor muestra cómo las formas de propiedad, las obligaciones feudales, los mecanismos de renta y la organización del trabajo en el campo fueron decisivos para entender las condiciones que hicieron posible —o que impidieron— la emergencia de relaciones capitalistas. La atención al detalle con que Takahashi reconstruye estas estructuras rurales lo aproxima a los mejores trabajos de historiadores como Marc Bloch, Rodney Hilton o Georges Duby, pero sin renunciar a la clave interpretativa marxista. La lógica del capital no cae del cielo ni irrumpe por generación espontánea: se prepara lentamente en las entrañas del viejo orden, a través de múltiples fracturas.
El autor también dedica páginas memorables a desarticular ciertas falacias que sobreviven incluso en lecturas aparentemente críticas. Por ejemplo, discute la idea de que el feudalismo habría desaparecido simplemente por su ineficiencia económica o por un exceso de rigidez. En lugar de eso, propone entender el agotamiento del modo feudal como producto de múltiples presiones internas (crisis demográficas, levantamientos campesinos, resistencia a los tributos, fragmentación del poder señorial) y externas (expansión del comercio, desarrollo urbano, intervención estatal). Así, la transición aparece como un campo de fuerzas dinámico y abierto, donde ningún desenlace está asegurado de antemano.
Uno de los méritos teóricos más significativos del libro es que, sin abandonar la matriz marxista, Takahashi logra articular su análisis con herramientas provenientes de la historia social, la antropología histórica y la teoría política. No hay en su escritura un culto a la pureza metodológica, sino una apertura al pensamiento complejo, sin perder de vista la centralidad de las relaciones de producción. En este sentido, “Del Feudalismo al Capitalismo (Problemas de la Transición)” dialoga tanto con los historiadores marxistas clásicos como con autores más contemporáneos que han problematizado las categorías tradicionales desde una perspectiva crítica, como Silvia Federici, Ellen Meiksins Wood o Tania Li.
Si bien el foco principal del libro está en el proceso europeo, Takahashi abre el horizonte hacia otras regiones, mostrando cómo el paso al capitalismo no se dio del mismo modo en Asia, África o América Latina. Aquí su trabajo se vuelve especialmente pertinente, porque permite cuestionar aquellas teorías del desarrollo que presentan el capitalismo como una etapa necesaria del progreso humano. Lejos de ser una forma superior de organización económica, el capitalismo aparece como una formación histórica específica, construida sobre violencia, desposesión y subordinación, cuya emergencia fue tan contingente como violenta.
A lo largo del texto, el lector se encuentra con un pensamiento comprometido pero no doctrinario, con un estilo que combina la claridad analítica con una fina sensibilidad histórica. Takahashi no escribe para predicar, sino para pensar. Y pensar, en su caso, es asumir la complejidad del pasado sin sacrificar el rigor ni la crítica. Por eso su libro se vuelve una herramienta indispensable no solo para quienes estudian la historia del capitalismo, sino también para quienes buscan entender los mecanismos profundos del presente. Porque si algo demuestra “Del Feudalismo al Capitalismo (Problemas de la Transición)”, es que las transiciones nunca son limpias, nunca son totales, y nunca están exentas de conflicto. En tiempos donde el capitalismo se presenta como horizonte inmodificable, este libro recuerda que todo orden social es transitorio, que todo sistema nace y muere, y que el pensamiento crítico tiene la tarea de imaginar lo que aún no ha sido.
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